viernes, 8 de febrero de 2008

Desprendimiento de placenta

Si la placenta se desprende del útero antes de dar a luz, ya sea de forma parcial o total, se produce una hemorragia que puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé.

Al desprenderse la placenta del útero, el bebé puede dejar de recibir oxígeno, nutrientes y hormonas que necesita para su desarrollo.


Cuando se presenta, por lo general ocurre luego de la semana 20 del embarazo.

Existen tres grados de desprendimiento de placenta:

Grado 1 - Desprendimiento pequeño. Se presenta una cantidad de sangrado pequeña, algunas contracciones uterinas, calambres y un leve dolor abdominal pero no hay signos de sufrimiento fetal ni presión sanguínea baja en la madre. En este caso el médico suele recomendar reposo absoluto si el período de gestación no es avanzado todavía. Si se produce cuando el embarazo está a término, por lo general se practica una cesárea para evitar posibles complicaciones.

Grado 2 - Desprendimiento moderado. Se presenta una leve a moderada hemorragia, contracciones uterinas, dolor abdominal más fuerte, y por lo general el feto presenta síntomas de sufrimiento en su frecuencia cardiaca. Si el embarazo no está en sus etapas finales, se le recomienda a la madre reposo absoluto y transfusiones. Si el embarazo está a término, lo normal es practicar una cesárea.

Grado 3 - Desprendimiento total o casi total. Este desprendimiento es el menos común, pero es el más grave. La hemorragia moderada a severa, o sangrado oculto, contracciones uterinas continuas, dolor abdominal, baja presión sanguínea en la madre, posible muerte del bebé. Este es un caso de extrema urgencia. La madre debe ser hospitalizada inmediatamente. Si se produce cuando el feto no esta totalmente desarrollado, es muy difícil salvarlo, si el embarazo es avanzado, se debe practicar una cesárea de urgencia. La mujer deberá recibir transfusiones de sangre y una atención medica urgente, ya que una hemorragia abundante puede causar shock y problemas de coagulación, a veces, muy difíciles de solucionar, que pueden poner en riesgo su vida.

A veces se produce un desprendimiento pero el sangrado es oculto, y se puede detectar en una ecografía y otros diversos estudios.

En resumen, los síntomas son:

Sangrado vaginal
Dolor abdominal
Contracciones uterinas incesantes
Sangre en el líquido amniótico
Náuseas
Sed
Sensación de desmayo
Disminución de los movimientos fetales




Los factores que pueden provocar un desprendimiento de placenta son:

Sufrir un accidente
Haber sufrido un desprendimiento prematuro de placenta en un embarazo previo.
Presión arterial alta durante el embarazo (preeclampsia).
Edad avanzada de la madre
Alto número de partos anteriores
Aumento de la distensión uterina (puede ocurrir con embarazos múltiples o un volumen anormalmente grande de líquido amniótico)
Diabetes
Tabaquismo en el embarazo
Consumo de cocaína u otro tipo de drogas psicoactivas
Beber alcohol durante el embarazo
Ante cualquier síntoma o sospecha que se presente de un desprendimiento de placenta, se debe acudir al médico inmediatamente, porque cuanto antes se actúe, menores serán las consecuencias.

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